¡Sileeenciooo!

La biblioteca puede ser muchas cosas: un almacén de libros, un lugar de ligoteo o un videoclub gratis de las últimas novedades, pero lo que debe ser, siempre y en todo momento, es un lugar de culto, un templo al que acudir con el máximo respeto y adorar al bibliotecario como nuestro guía espiritual. Por supuesto, se deben respetar ciertas normas, como el silencio. Silencio, silencio y más silencio. Si no eres capaz de aguantarlo, no vayas. Si no eres capaz de aparentar mal genio, de aguantar la risa, no serás un buen bibliotecario. Por eso hacemos una cuidada selección de adeptos y futuros iniciados.



 

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