A grandes bibliomales...

Qué bibliotecario no ha sufrido en su lugar de trabajo. Qué bibliotecario no ha clamado al cielo por estar harto. Los mismos usuarios y los mismos libros dan lugar a los mismos problemas y a los mismos males. Día tras día. Hasta hoy.

Warrior librarian nos da una serie de consejos titulados Guide to Old Fashioned Library Remedies que nos ayudarán a superar esos ligeros problemillas:

-Mírate las manos: tienen cortes por todos lados debido al papel. Y otra cosa no, pero en la biblioteca hay mucho papel. Así que tira los libros al suelo y muévelos con el pie. Si no te es posible, o tienes que manejar hojas de papel, empieza a usar los codos.
-Tómate el pulso. Seguro que el corazón va toda leche: es el estrés, provocado por los libros. Y otra cosa no, pero en la biblioteca hay muchos libros. Ahorra tiempo y disgustos si pones aquellos cuyo código de barras está escacharrado, aquellos que son difíciles de catalogar y aquellos que sencillamente estás cansado de ver, en una estantería alejada de cualquier usuario. En el catálogo indica "perdido". Mano de santo, oye.
-Puedes evitar esas colas inmensas que se crean inexplicablemente en las horas puntas yendo a tomar un café, a comer o la sala de descanso. Estar siempre fresco es parte de tu obligación. Que no te agobien.
-Cuando se derrama el café en el teclado, no sólo se estropea el teclado y el ordenador, sino que es un coste (material e instalación) para la biblioteca, así que haz el favor de irte a tomar el café tranquilamente en tu salita o en una cafetería. Es por no gastar el dinero del contribuyente, por supuesto.
-Las contracturas musculares son cada día más frecuentes. Si no, pregúntale a Geekteca. Así que nada de esfuerzos físicos, y no levantes nada cuyo peso supere al de una ligera pluma.
-La próxima vez que enciendas un pitillo antes de irte a casa, tira la ceniza encima del libro más cercano. Con un poco de suerte, se resolverán solitos muchos de tus problemas.

 

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