El mal del bibliotecario loco

El estrés es un mal que se va extendiendo, generador de alteraciones del comportamiento. Esta enfermedad que se suele asociar al ejecutivo va ampliando su espectro de actuación, desde el carnicero hasta el picata lo sufren.

Unos porque las vacas locas y las sustancias dopantes ponen en riesgo su producto de trabajo los otros por tener que terminar con las obras en una fecha determinada.

Este contexto no es extraño al bibliotecario, sumido en su mundo de numeritos y normas (como ya hiciera nuestro gran y apreciado Wittgenstein) a veces olvida que después del curro hay vida. O mejor dicho, gusta tanto de su trabajo que se lo lleva a casa.

Comienza por ordenar su estantería por la CDU, luego le pone tejuelo a los tapers (¿se escribía así?), posteriormente hace callar a los habitantes de la república independiente de su casa y finalmente termina en la cama con un libro. Vosotros podreis pensar, pues como mucha gente, ¿no?. Pues yo os digo que no, que lo nuestro es amor y del sincero...

Pasen y vean

Ejerciendo el amor libre




















PS: El post original lo podeis encontrar en Criando cuervos al cual he accedido por Teka Teka

 

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