Mobbing de usuarios - Lección I: El libro perdido

Frikitecaris, con su habitual espíritu didáctico, se complace en ofrecerles el Primer curso de mobbing de usuarios (nivel avanzado).

A veces, más allá de técnicas directas como el arqueo de cejas o la patada voladora en el culo, hacen falta otro tipo de técnicas más sutiles, pero igualmente efectivas. Este curso que hoy empieza expondrá alguna de estas técnicas.

Esta primera lección consiste en un ejercicio práctico en el que se pretende socavar la moral del posible usuario. Para su adecuada realización son requisitos indispensables:

- Una biblioteca (aunque esto parezca obvio nunca está de más insistir en ello).
- Dos bibliotecarios compinchados (está claro que cuando digo bibliotecarios estoy hablando en genérico -lo mismo pueden ser bibliotecarios que bibliotecarias o uno de cada- y más habida cuenta que el 80% de nuestra profesión está copado por féminas).
- Un usuario incauto.

Una vez expuestos los requisitos mínimos para llevar a cabo esta técnica no queda más que mostrar de manera práctica cómo realizarla. Así pues, pónganse en contexto: imagínense una biblioteca cualquiera con al menos dos bibliotecarios esperando al incauto usuario para socavar su moral.

¿Pero como se socava la moral de un usuario? Sencillo, pongamos que el citado usuario se acerca al mostrador preguntando por el último libro de Harry Potter. Mientras el bibliotecario número uno va atendiendo al usuario en su petición e indicándole, de manera sumamente parsimoniosa, que el libro se encuentra en la sección de ficción, concretamente en Literatura inglesa y ordenado por nombre de autor, el bibliotecario número dos, que ha oído toda la conversación, se levanta inadvertidamente como si fuera a colocar libros.

En realidad este bibliotecario va raudo y veloz hacía donde se encuentra el libro (o libros, dependiendo de si hay más de una copia), que busca el lector y lo (o los, si hay más de uno) sustrae de la estantería. Posteriormente el bibliotecario número dos se agazapará en una posición que le permita observar sin ser visto la llegada del usuario y sus fútiles intentos de encontrar la obra.

Cuando el usuario, después de rascarse la cabeza (signo inequívoco de su evolución a partir de los primates), desista de seguir buscando más por su cuenta y decida volverse al mostrador para solicitar la ayuda del bibliotecario número uno, el bibliotecario número dos retornará el libro (o libros) a su lugar.

Entre tanto, el bibliotecario número uno esperará pacientemente el regreso del incauto usuario. Cuando éste último llegué, y tras mostrarle que el libro (o libros) no está en préstamo, el bibliotecario número uno acompañará al lector hasta donde se encuentra el libro. Evidentemente el libro estará ahí, el usuario pondrá cara de sorpresa, y, abochornado, tratará de convencernos de que el libro no estaba ahí antes. Entonces el bibliotecario número uno, haciendo gala de sus dotes para la comunicación no verbal, pondrá primero cara de Claaaaaro, y el libro se ha movido solo... y luego, con mirada desaprobatoria, le mostrará su cara de Ande, coja el libro y no me haga perder más mi valioso tiempo pedazo de inútil...

Repita está técnica con el mismo usuario tantas veces como sea necesario (eso sí, es conveniente que los bibliotecarios vayan intercambiando sus papeles, no tanto por qué el usuario pueda darse cuenta -situación harto improbable-, sino por la necesidad de perfeccionar individualmente todos los aspectos de esta técnica) hasta que el usuario:

a) Considere no volver más a nuestra biblioteca o...
b) Decida, por su propia voluntad, ingresar en un centro psiquiátrico o...
c) Caiga al suelo entre terribles espasmos, ponga los ojos en blanco y un reguero de espumarajos brote de su boca.


Aquí tiene la huella dejada por la última víctima, perdón, usuario objeto de esta técnica.

Y eso es todo por hoy. Esperamos que esta lección les haya sido de utilidad y los convocamos en este blog para futuras lecciones de este curso.

 

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