La genética bibliotecaria y las dudas existenciales

La genética es importante en la vida de uno, no sólo porque te hace poseedora de unos ojos verdes suaves como la primavera o un pelo azabache que pareciera engullir los rayos del sol, sino porque moldea el carácter. Tras centuras viviendo en un lugar gélido, el cuerpo se endurece, y con él se templa el alma, cuya esencia se transmite de generación en generación. Mis raíces son burgalesas, y mis maneras un tanto rudas y hoscas provienen de tan bello y frío rincón. Afortunadamente, no soy la única bibliotecaria que comparte esos incomparables genes, y Burgos posee una cuadrilla de bibliotecarios a quienes los usuarios deberían comenzar a temer. Pero, de momento, ellos no lo saben. O parecen no querer enterarse. Y como todo cenutrousuario hijo de vecino, sus usuarios tienen las mismas dudas existenciales que cualquier otro. Y los muy desafortunados no se las callan, y además osan preguntarlas en voz alta. Biblioteclaria ha hecho un pequeño compendio de preguntas y respuestas, que gentilmente nos permite copiar.


1. ¿Los libros, discos, películas etc. de las bibliotecas guardan un orden especial en las estanterías?

Sí. Aunque pueda parecernos increíble todos los documentos del fondo de una biblioteca están ordenados. Para conseguir dicho orden el personal se sirve de complejísimos sistemas, como el orden alfabético, que los usuarios no deben molestarse en aprender.

2. ¿Debemos los usuarios colaborar para mantener el orden de los documentos?

No. No sólo no debemos hacerlo si no que se considera de buen tono desordenar en lo posible; los bibliotecarios son por definición seres inquietos que, para mantener su buen estado físico, necesitan desplazarse kilómetros y kilómetros cada día mientras ordenan. Por lo tanto, siempre que podamos dejaremos los documentos con los tejuelos hacia adentro, (recordemos que los tejuelos son esos papelitos con incomprensibles códigos compuestos por números y/o letras que tampoco debemos intentar comprender; a los bibliotecarios les entretiene sobremanera pegarlos en los lomos de los libros o en discos, DVD...) los sacaremos de su posición inicial y los colocaremos al azar o siguiendo pautas que sólo conozcamos nosotros (por colores, tamaños...) y, en definitiva, haremos cualquier cosa que a nuestro entender fomente el desorden deseable en toda biblioteca.

3. ¿Debemos desconectar nuestro teléfono móvil al entrar en una biblioteca?

No. Este es un mito muy extendido que frecuentemente lleva a algunas personas a mirarnos con desaprobación si la cantarina melodía de nuestro teléfono interrumpe su estudio o lectura. La realidad es que los bibliotecarios son seres que adoran la música y necesitan estas pequeñas dosis de alegría que representan nuestros politonos; en lo posible, elegiremos cancioncillas pegadizas y de alto valor musical como el “sakatún depén” del anuncio de televisión. Otra posibilidad son los cada vez más frecuentes sonido reales (por ejemplo: “OYEEEEEEEEEEEEEE, COHELMÓVI QUE TESTAN LLAMANDOOOOOO”) que , a buen seguro, harán las delicias tanto del personal de la biblioteca como del resto de los usuarios.

4. ¿Debemos contestar si alguien llama a nuestro teléfono móvil mientras estamos en la biblioteca?

Si. Como se deduce de la respuesta anterior no descolgaremos en tanto no haya transcurrido un tiempo prudencial que nos asegure el disfrute de las melodías y sonidos de nuestro teléfono. Una vez hecho esto, lo realmente elegante es responder en la propia sala hablando a voces de nuestros asuntos (por ejemplo: “NOOOOOOOOOO, ESTOY EN LA BIBLIOTECA...SI, YA... NO, YA HE COMPRAO CHICHARRO P’A CENAR...”)

5. ¿Debemos devolver a la biblioteca los materiales en buen estado?

No. En lo posible intentaremos que se note que el documento ha estado en nuestro poder. Así subrayaremos libros (lo mejor y más vistoso es hacerlo con bolígrafo de tinta roja), anotaremos nuestros profundos pensamientos, recortaremos ilustraciones... En el caso de los materiales infantiles contamos con la inestimable ayuda de nuestros pequeñuelos; ellos como nadie saben arrancar páginas, despegar códigos de barras o pintarrajear en cualquier parte.
En el caso de los audiovisuales es muy importante saber que el devolver los materiales con sus cajas limpias, secas y sin que estén pegajosas se considera de pésima educación por parte de los bibliotecarios.

Nota: Les recordamos que aún está abierta nuestra votación para el concurso de microrrelatos. Si aún no han votado lean atentamente las instrucciones y emitan allí su voto.

 

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