Abducido

Pensaba guardar esta entrada para un momento especial. Para celebrar nuestras 300 entradas, para nuestro segundo aniversario, para felicitar un cumpleaños... Pero tal vez sea mejor hacerlo ahora.

Hace poco, una amiga me preguntó como acabé escribiendo aquí. La historia se remonta a abril de este mismo año. Un día como otro cualquiera, una compañera de trabajo nos envió a los demás un e-mail con un enlace a esta web. La verdad es que reímos un buen rato gracias al ingenio y sentido del humor de la misma.

A partir de ese momento me volví un lector asiduo de esta web. Aún así era tan sólo un testigo mudo, un simple espectador. Esa situación cambió un día de julio en que, mientras miraba el último capítulo de la primera temporada de Ghost in the Shell: Stand Alone Complex, vi una máquina diseñada para colocar libros y pensé: "Esto les gustaría a los de Frikitecaris."

Edité la parte donde aparecía el citado instrumento, lo colgué en youtube y le mandé un e-mail a Cristina por si quería utilizarlo para alguna de sus entradas. Y así fue. Tras eso, y con mis exquisitos modales de gentelmen, cruzamos unos cuantos e-mails, comencé a dejar de ser un observador silencioso para convertirme en un activo comentarista. Y un buen día fui abducido (otro de los perpetradores de esta web utilizó esta terminología, y yo me permito el usarla por considerarla la más adecuada). Ese día, Cristina me pidió si quería pasar a formar parte del equipo de redactores. Sin pensármelo demasiado acepté, pues tenía un par de escritos sobre temas bibliotecarios que eran de difícil encaje en mi propio blog. Como suele decirse: lo demás es historia.

De un tiempo a esta parte, he escrito un buen número de entradas, me he implicado en un buen número de iniciativas como concursos y campañas de márqueting y merchandaising. ¿Y cuál es la razón de esta implicación? La respuesta es bien sencilla: me he implicado tanto porque me divierte. Pese a todo alguien podría llegar a pensar que me he tomado esta diversión demasiado en serio. Tengo que reconocer que no estaría equivocado del todo, pues quizás debido a mi idea del trabajo, tengo la tendencia a tomarme en serio todo lo que hago y de llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Esta manera de ser me convierte a veces en alguien un tanto despótico, creo tener la razón de tal manera que pienso que las cosas deben hacerse como yo digo. Debido a esto prefiero quedarme en un segundo plano en cuanto a la dirección editorial del blog. Sé que probablemente sería un buen editor, pero también sé (por experiencias previas) que sería un personaje bastante desagradable.

Pero volviendo al blog y a mí relación con él, he de reconocer que la cosa no ha ido mal. Algunas entradas han funcionado muy bien, otras no tanto. Algunas veces he recibo palos, pero las más, he recibo elogios y, hasta alguna vez, me han atribuido méritos que no eran míos (o no sólo míos). Pero llegados a la hora de la verdad, ustedes (los que visitan asiduamente esta web) saben que el secreto de nuestro éxito no es que hagamos las cosas con más o menos humor, con más o menos gracia. Nuestro éxito reside en como tratamos a nuestros comentaristas.

Pues sí, ese es nuestro gran secreto: tratar bien a aquellos que pierden parte de su precioso tiempo en dejarnos en los comentarios sus reacciones, ideas e impresiones. Este blog funciona por la dinámica creada en este ámbito. Y la culpable (si se le puede decir así) no es otra que Cristina. Ella, omnipresente en este blog como un dios benévolo, agasaja a sus comentaristas, los mima sin dejar de responder a todos y cada uno de sus comentarios. En fin, los (nos) convierte en parte de la famiglia.

Ni que decir tiene que esta entrada está dedicada a ella, a nuestra "jefa". Sin ella, y sin su esfuerzo diario, ésto no sería posible.

Nota: Por hoy, y sin que sirva de precedente, les dejo que me digan abrazanenúfares. No tomaré represalias.

 

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