Riesgo y aventura...

Hemos proclamado siempre a viva voz que ser bibliotecario no es fácil. No sólo por los ojos llenos de lascivia con que nos miran los usuarios; ni por el peligro que supone que te atropelle un pequeño diablo con forma de angelical cachorro humano; ni siquiera por aguantar los efluvios corporales de los usuarios. No es fácil ser bibliotecario por la responsabilidad que implica: miles de años de información y sabiduría concentrada a tus pies, esperando ser gestionada. Sólo el bibliotecario y nadie más que el bibliotecario es poseedor de la llave a la información. Tamaño cargo podría provocarnos insomnio o taquicardias, pero lo normal es que ya estemos roncando antes de meter la segunda patita en la cama, porque somos fríos e inmutables. Sin embargo, tenemos que reconocer que en general pasamos desapercibidos de caras a la sociedad en general. Quítanos el moño y no somos nadie. O eso pensaba hasta que leí una frase...

Los tiranos de cualquier especie, incluidos los que llevan la piel de demócratas, saben que los libros, y quienes los cuidan, son un peligro real.

Poco nos conocen. De hacerlo, no nos considerarían un peligro, sino que nos temerían y temblarían ante nuestra presencia, ante nuestro arqueo de cejas, de nuestra patada voladora y nuestra hacha. Porque si algo somos, es precavidos, y no nos cogerán con las defensas bajadas. Iaaaa!!!!

[Gracias a Geekteca por el enlace]

[Les recordamos que hasta el viernes 15 de febrero aún pueden participar en el I Concurso de Eslóganes Frikitecarios]

 

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