Siempre a la vanguardia

Desde que inventamos la sobrasada (sí, éso no nos lo quita nadie, ni lo intentéis) y la ensaimada, los mallorquines no hemos estado a la vanguardia en nada significativo. Y me refiero a lo colectivo, ya sé que Rafa Nadal es lo más, que Jorge Lorenzo es un catacrack y Marga Fullana o Xavi Torres son un ejemplo a seguir para cualquier deportista. Pero no me enorgullezco de ellos, a lo sumo puedo alegrarme de tener vecinos célebres y ejemplares en lo suyo (pero no necesiariamente en lo de los demás).

Pues bien, ahora resulta que estamos en la vanguardia de la biblioteconomía española gracias a nuestra maravillosa universidad. Un estudio de hace una temporadita -claro ejemplo de que estoy vaguete- mostraba que la UIB es la universidad española que dedica menos espacio de biblioteca por estudiante.

Dicen que el hambre agudiza el ingenio. En el caso que nos ocupa algunas personas han llegado a desarrollar superpoderes. Recuerdo cuando estaba del bando enemigo, y muy de vez en cuando me daba por ir a estudiar a la biblioteca. Como sabía que era una labor complicada, había que presentarse a primera hora de la mañana (no recuerdo si a las 8 o a las 9) para pillar sitio.

Recuerdo que llegabas allí y sólo había 4 o 5 personas delante tuyo y pensabas, de puta madre hoy pillo sitio e incluso con las lámparas que funcionen -estudiar sin luz en un sitio sin apenas ventanas fastidia bastante. Entonces te girabas un segundo para ver si había algún conocido en el bar y cuando te dabas cuenta acababan de abrir la biblioteca.

No pasa nada me decía a mí mismo, sólo tenías 5 personas delante, podrás elegir donde depositar tus posaderas. Entonces entrabas y esas cuatro personas ya no estaban, eso sí, había mochilas, carpetas y cartapacios por todas partes hasta el punto de tener dificultades para encontrar un asiento en condiciones.

Nunca entendí de dónde salían tantas mochilas, tantas carpetas, que en condiciones normales hubieran necesitado un trailer para su transporte, pero que en realidad había cargado y lanzado en unas milésimas de segundo una estupendísima estudiante de económicas con una destreza sin par.

Era una nueva raza, la superusuaria. Porque eran un grupito de amigas superguapas que se iban turnando para levantarse y reservar sitio. Valía la pena, un día de madrugar el resto de la semana me levanto a las 11!!!

Y visto lo visto, si las bibliotecas no son para estudiar ni para devorar apuntes, ¿para qué querrán los estudiantes tantos metros cuadrados? Si total la mayoría no utilizará en su vida una Base de Datos, ni bibliografía especializada, y si me apuras muchos de ellos la única consulta que harán en su vida será en una obra de referencia...

Di que sí, en este caso estamos a la vanguardia, son el resto de universidades las que pecan por exceso...

 

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