El sex appeal bibliotecario

Constantemente se habla del mito de la bibliotecaria, mujer estupendísima, con o sin el morboso moño. Este blog es el vivo ejemplo de ello, basta con echar un vistazo hacia abajo para darse cuenta, cosa de la que algunos nos alegramos e incluso fomentamos.

La bibliotecaria es la chica guapa que trabaja detrás del mostrador y de vez en cuando nos hace callar a todos. En cambio, el bibliotecario es el puto friki que trabaja a su vera. Igual que cuando en lugar de llamarte por tu nombre te tratan como la pareja de tal, cosa que a según que personas les molesta bastante (he recibido alguna queja en ese sentido, pero qué culpa tengo yo de cómo te llamen los demás y de caer simpático los primeros diez minutos de la conversación. Tengo esa habilidad, al principio dicen mira qué simpático, luego empiezan a distanciarse y a poner caras raras y, según la capacidad de tolerancia, incluso a odiarte).

Nosotros, los bibliotecarios, somos el partener de esa figura -lo que milú a Tintín, Chita a Tarzán o Dani de Vito al par de gemelos-, el compañero feo, friki y/u homosexual (más de una chica me ha hecho ese comentario. No se pregunten cómo puede llegar uno a esa conversación, ni recibir esa clase de respuestas, otro de mis dones, éste generado artificialmente. Me quedé con las ganas de preguntar en qué sector me catalogaba a mí, pero ya me respondí yo mismo). Incluso se ha abierto un casting para encontrar a un bibliotecario macizorrus en este blog, como si fuera un milagro encontrar a un biblitoecario sexy.

Lo más curioso es que ser homosexual te exime de la obligación de ser friki, aunque tampoco es demasiada garantía, a decir verdad.

Pero ser heterosexual y bibliotecario (que es mi caso, ya que mis escasos episodios homosexuales se han limitado a darle un cachete en el culo a algún colega y he de decir que no fue nada placentero -para mí al menos-, aunque mejor dejar el tema en la intimidad :-D) te convierte en un bicho raro, en uno de esos especímenes extraños que se pasan el día leyendo, jugando a juegos on line por ordenador, que tiene el armario lleno de camisetas negras y que de vez en cuando va al cine a algún estreno disfrazado del personaje secundario de la saga de turno.

Como si haber elegido una profesión en la que por cada 5 mujeres hay un hombre no fuera un mérito en sí mismo, al menos yo lo veo así, aunque siendo un cazurro que estudió filosofía porque la nota tampoco daba para mucho más...

Por esto mismo, sin querer entrar en discriminación alguna, ni en las dichosas comparaciones, quiero reivindicar la figura del bibliotecario sexy. Sí señoras y señoras, fíjense con atención. Si nos ven poner El Mundo con los cómics de humor, estamos siendo malotes. Si nos ven tirados en una silla, despatarrados con los brazos abiertos, estamos demostrando ser seguros de nosotros mismos y rebeldes por no respetar las convenciones sociales. Si nos ponemos las gafas es para parecer interesantes. Si ponemos cara de enfadados es para haceros saber que tenemos carácter y podemos aplicarlo con vosotros/as ;). Si jugamos al ordenador es porque todavía no hemos encontrado nada ni a nadie que merezca que le dediquemos más tiempo. Si jugamos a rol, entrenamos a la imaginación para mejores ocasiones. Si colocamos libros es para ponernos en forma. Si usamos siglas constantemente (CDU, MARC, ISBD, ISBN,...) es porque hemos creado nuestro propio lenguaje para que nadie nos entienda.

¿Te lo vas a perder? Pon un bibliotecario en tu vida...

 

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