Sistema antirrobo

Hartos.
Los bibliotecarios estamos hartos de los burdos intentos de robo de nuestros cenus. Que si arrancar el código de barras (sí, claro, es lo que pita), que si remeter el libro en el bolso dentro de papel albal (como mínimo no recicles el del bocata de chorizo, criatura), que si esconderlo en el WC hasta que hayan acabado de consultarlo (no, no voy a sospechar si entras en el WC con el libro marrón de economía. Como mínimo tápalo con El Jueves, ¡por dios!) que si tirarlo por la ventana (mejor no digo a quién tiraría yo por la ventada), que si… Una constante. A pesar de saber que todos sus intentos son inútiles, ello lo intentan erre que erre, agotando nuestra pobre paciencia.
Pues nada. Ya tenemos un método infalible. Les aseguro que así no se van a llevar ningún libro, palabrita. Y encima queda decorativo. ¿Que no lo pueden leer? Se siente. (Eso les pasa por hacer tonterías con NUESTROS libros.)

(Visto en el bar Invisible de Barcelona. Donde sirven unos gin-tonics que hacen llorar de emoción, no solo por el precio.)

 

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