Ellos nunca lo harían

Ni bodorrio real, ni derbis futboleros en la cumbre, ni estrenos de teleseries friquis: lo que realmente nos tiene con el corazón en un puño es el duelo por dirimir quién será el ganador de los LISTSERV Choice Awards 2011. ¡En nuestra biblioteca no se habla de otra cosa! Los finalistas son BELG-L, la afamada lista sobre la problemática de los  pastores belgas, y nuestra querida IWETEL, sobre la que sobran las presentaciones porque seguro que ya la conocen ustedes. En esta última se puede asistir desde hace días a  un verdadero revuelo de mensajes que ríete tú de aquellas polémicas sobre el intrusismo laboral; en ellos se detallan los pormenores de las votaciones con más pasión incluso que aquella con la que el ínclito José María García narraba las etapas del Tourmalet o l'Alpe d'Huez en los tiempos de Perico Delgado, y creánnos si les decimos que están adquiriendo dimensiones épicas; homéricas, incluso. No recordábamos unas votaciones tan reñidas desde las elecciones presidenciales que George Bush hijo le birló a Al Gore, el Congreso Extraordinario del PSOE que Zapatero le ganó a Bono o, incluso, y fíjense en las implicaciones de lo que estamos diciendo, porque esto es muy gordo, la edición aquella de Eurovisión en la que el "Aleluya" israelí venció a nuestra Betty Missiego gracias a nuestros douze points en la última ronda de votaciones telefónicas. Vaya por delante que, por motivos obvios, soy más de gatos y bibliotecaria que de perros y cenutriousuarios, por lo que en conciencia, y si de mí dependiera, votaría sin dudarlo por IWETEL. No obstante, convendrán conmigo en que la percepción social de unos seres tan nobles y bonachones como los pastores belgas es mucho más positiva que la que existe con respecto a los bibliotecarios, lo cual hace suponer que el resultado del duelo seguirá siendo incierto hasta el final. Ya se sabe: las votaciones son así, hasta el pitido final no hay nada decidido, y son 1.400 contra 5.300.
Como en Frikitecaris nos molan el trabajo de campo y los datos contrastados, hemos decidido hacer una encuesta provisional, para pulsar el ambiente. Como es lógico, nuestra muestra, sin duda representativa, estaba claramente sesgada hacia el mundo de la biblioteconomía, documentación y archivística, por lo que IWETEL ha barrido a BELG-L, ya que las respuestas han oscilado, casi por unanimidad, entre los "¿Pues tú qué crees? [carcajadas]", que entendemos como votos a nuestra lista amiga, los "pffffffffff..., Iwe..., cof cof, que me daaaa", que también entendemos favorables, y los arqueos de ceja indescifrables que, al provenir de bibliotecarios y bibliotecarias, consideramos silencio positivo a favor de quien ya saben ustedes.
No obstante, queríamos saber qué opinaba el otro bando, así que nos lanzamos a la tarea de buscar pastores belgas. Finalmente pudimos localizar a algunos, y nos sorprendió la variedad de respuestas, por lo que llegamos a la conclusión de que el bando contrario se halla muy, muy fragmentado, claramente desorganizado, y en fin, qué les vamos a contar, esto huele a victoria de IWETEL.
Estas son las impresiones de los pastores belgas con los que hemos contactado.
Hablamos, en primer lugar, con Luc Van der Cenu. Propietario de una humilde explotación ganadera en las afueras de Amberes, este hosco pastor nos hizo temernos lo peor, dada la vehemencia con que nos respondió:
--Pues claro que voy a votar a BELG-L: son de la tierra, defienden nuestros valores y, a fin de cuentas, ¿sabe a qué se dedicaba mi familia hasta hace quinientos años? A vender pieles de becerro a los monasterios, para que estos elaboraran el pergamino con el que luego hacían sus códices. Pero luego vinieron Gutenberg, las máquinas y todo eso, y se nos acabó el negocio. Antes sí que habría votado por una lista de bibliotecas, pero la existencia misma de estas se basa en la ruina de mis antepasados... No, definitivamente votaré a BELG-L...
Llegados a este punto, consideramos conveniente salir por patas, ya que la manera en que enarbolaba la cachava nos dio muy mal rollo.
Nuevo intento. Veamos qué nos dice el siguiente pastor belga.
Marc Katalogaer es pastor en una humilde parroquia situada en un barrio del extrarradio de Brujas. El comienzo de su discurso nos transmite un mensaje de esperanza:
--Es evidente que las bibliotecas han hecho mucho por la difusión de la cultura. Mi confesión religiosa luterana, sin ir más lejos, no habría podido implantarse de no haber sido por el préstamo interbibliotecario, ya que el Imperio de los Habsburgo ejercía una férrea censura sobre todas las publicaciones reformistas, y las ideas que disentían de la rigurosa ortodoxia católica no podían expresarse, pues estaban, como quien dice, sujetas a moderación permanente. Al dinamizarse el tráfico de publicaciones disidentes, gracias a los pequeños príncipes territoriales, que favorecían la apertura de bibliotecas más abiertas de miras, el luteranismo salió adelante...
No hemos dicho que Katalogaer ha puesto en marcha, junto con otros pastores belgas especialmente hacendosos, una de las bibliotecas más bonitas de Bélgica, que reaprovecha el edificio de una antigua iglesia.
Sin embargo, y entre cabezada y cabezada, ya que el discurso sigue y sigue (lo hemos resumido por no aburrir al lector), Katalogaer arroja un jarro de agua fría sobre nuestras esperanzas:
--Pero claro, también tengo motivos para votar a  BELG-L. No solo por llevar la contraria, igual que hicieron los padres fundadores de mi parroquia, sino porque es un nexo de unión entre pastores belgas. Sin BELG-L, los pastores belgas estaríamos mucho más fragmentados que ahora, embarcados en luchas internas, haciéndonos unfollows sin parar, dejando comentarios anónimos y ofensivos en los blogs de la parroquia de enfrente, o saturando los muros de los feligreses con spam. BELG-L es necesaria, porque ha venido a poner orden en todo ese caos, y hace que se haya vuelto a hablar de lo que realmente importa. Es una tesitura difícil, ¿no creen? ¿Qué harían ustedes si estuvieran en mi lugar? --concluye, con un suspiro y un encogimiento de hombros que, de puro fatalismo luterano que exudan, parecen más bien calvinistas, por no decir unamunianos; herejes, en todo caso.
Hablamos,  por último, con CDU. Ya casi hemos perdido la esperanza; sin embargo, CDU viene a poner el broche de oro a nuestras entrevistas, y nos transmite la certeza de que, a fin de cuentas, el triunfo de IWETEL, además de inevitable, será a todas luces justo y merecido.

--Pues claro que voy a votar a IWETEL: protege mis intereses sectoriales mejor que nadie --arranca CDU, cuyo nombre, nos aclara, significa Chien Deublemente Utile (Perro Doblemente Útil), ya que, como nos explica a continuación--: Aunque soy un pastor belga con pedigrí, también estudio Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Lovaina. Gracias a IWETEL estoy al tanto de las últimas novedades en el mundo de la gestión de la información, y todas ellas me sirven para llevar a cabo mis trabajos docentes. Gracias a IWETEL accedí a cursos de formación en la materia, y si no hubiera sido por esta lista, jamás habría podido enviar el CV para el que terminó siendo mi primer trabajo: vigilante-catalogador de una pequeña biblioteca local. Tendrían que ver qué arte me doy para agrupar a los cenus y conseguir que se sienten en sus respectivos puestos. No me chista ni uno, oigan. De hecho, hace poco batí el récord mundial en la materia, que le arrebaté, miren ustedes, a un compatriota suyo, un gos d'atura muy majete de Camprodón, que además huele muy bien, así como a brezo, jara, oveja ripollesa con alguna ascendente merina, y papel cuché de 150 gramos talado en los bosques de Finlandia. --CDU nos contagia su ilusión, y hacia mitad de discurso estamos rendidos a los encantos de IWETEL--. Cierto es que BELG-L da consejos realmentes útiles acerca de dónde conseguir el mejor pienso, o los huesos de golosina más sabrosos, o los collares de pinchos más llevaderos. Pero en IWETEL me tratan muy bien y, cada vez que hablo bien de ellos, me rascan justo en la parte esa de detrás de la oreja donde más me gusta, ¿saben ustedes de cuál les hablo? --dice, mientras nos ofrece la oreja derecha en gesto de sumisión canina--, y además me dan galletitas muy ricas. Y ahora, si me disculpan, tengo que ordenar un poquito la biblioteca, recoger unas desideratas y hacer todas esas cosas que, si no hago, ponen tan triste a la amita bibliotecaria --nos dice, y entra en el recinto de la biblioteca, meneando el rabito de puro contento, dispuesto a cumplir su cometido con la diligencia que lo caracteriza.

La verdad es que la cosa está difícil. En fin, que gane el mejor, o el más votado, o qué sé yo.

 

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