La usuaria Jaca Paca

Si nos lo permiten, vamos a apropiarnos de una afortunada expresión de nuestra voraz lectora Viocanto: 'usuaria Jaca Paca'. Si ya tienen cierta edad, recordarán el cotocloc cotocloc que acompañaba a la singular équida sobre la que cabalgaba Coco en Barrio Sésamo
Una aclaración: el cotocloc cotocloc es lo único en lo que algunos usuarios (de ambos sexos: algunos varones destacan por sus zapateados sobre el parqué, dignos del mejor tablao) se parecen a la Jaca Paca, cuyo sentido común sacaba a Coco de todos los apuros. (Como decía Coco, hoy vamos a enseñarles la diferencia entre caminar con tacones y caminar sin tacones; al menos, en su biblioteca.) Por el contrario, la usuaria Jaca Paca se encuentra en un lugar indefinible, más allá del cenutriousuario, en el que su mera presencia no solo revoluciona la biblioteca sino que es capaz de descomponer al usuario más majomajo o el mejor arqueo cejas de la bibliotecaria más sexy del lugar. 
 
Sí, queridos lectores: la usuaria Jaca Paca es una amenaza para la tranquilidad de esos templos del saber y el silencio que son las bibliotecas. Porque, vamos a ver, ¿podrían ustedes trabajar, estudiar o consultar justo al lado de un nido de pájaros carpinteros? No, ¿verdad? Pues las usuarias Jaca Paca son peores; hasta tal punto que incluso hay bibliotecas que advierten expresamente contra su presencia, en forma de carteles.
Algunos parten de la propia dirección del centro, y lo piden de buen rollo e incluso con guiños generacionales dignos de un padre-colega a lo Phil Dunphy...
... pero otros parten de la iniciativa de los propios usuarios, que en ocasiones llegan a traspasar la clarísima frontera que separa al usuario majomajo del cenu irracional. 


Huelga decir que nuestro punto de vista oficial es el mismo que habrán verbalizado las parejas de las usuarias Jaca Paca cuando las acompañan a las rebajas, a seleccionar los instrumentos infernales con los que aterrorizarán su biblioteca: "El primero, cariño, el primero". Sin embargo, y a título personal, algunos perpetradores simpatizamos sotto voce con la segunda de las opciones, aunque no vamos a rebajarnos hasta ese punto, por lo que, mucho mejor que incurrir en descalificaciones, optamos (y, por supuesto, proponemos, a título frikitecorporativo) por señales comprensibles y directas. Algo así como:
 
Porque, a fin de cuentas, los únicos tacones admisibles en la biblioteca deberían ser los de la bibliotecaria (o el bibliotecario, si le da por hacer un zapateado, que para eso es la autoridad en el centro), que si se los pone es por algo, porque seguro que le sientan genial y realza sus estupendísimas piernas de fashion librarian, ¿o no? Y si a alguien le molesta, que se ponga tapones, leñe.
Hecha esta única salvedad, les deseamos a ustedes que no tengan la mala suerte de que una usuaria Jaca Paca vaya a parar a su biblioteca. Por el bien de ambos.

 

Twitter

About