El bibliotecario voluntario

Hace unas semanas se desató una agria polémica entre el mundo bibliotecario a raíz de la iniciativa de la Comunidad de Madrid para que sean los vecinos, ciudadanos voluntarios, quienes realicen las labores que hasta ahora realizábamos los bibliotecarios.

Esta propuesta ha sido mal acogida entre los implicados, potencial voluntariado y bibliotecarios. Por no hablar de Iwetel, nuestro maravilloso y misceláneo foro de promoción/discusión en el que muchas voces claman contra semejante decisión.

Es un hecho que las prostitutas existen -y utilizamos este ejemplo con el único fin de ganar usuarios en el blog, como notarán-, pero no van a dejar de existir por el mero hecho de que la prostitución sea algo  negativo. Por tanto, legalicemos y mejoremos sus condiciones de vida. Algo así debe haber pasado por las cabezas de los inefables representantes políticos madrileños que, en un alarde de excelencia en la gestión, decidieron dejar de pagar por algo que pueden obtener gratuítamente y, de paso, fastidiar un poco más a un sector generalmente izquierdoso y tendente a manifestarse (cuna de rojillos y perroflatuas, dirían algunos).

Señores, no fastidiemos, el voluntariado no es nuevo para el bibliotecario que trabaja en bibliotecas públicas. Más bien diría que es el pan nuestro de cada día. El bibliotecario coincide con el político en la dedicación exclusvia, aunque la del primero no está oficializada ni impresa en nómina. Que si exposición en sábado por la tarde, que si presentación, que si realiza este proyecto para que nos den la subvención para el centro cultural, que si empaqueta libros para realizar la mudanza... La vocación presupone una predisposición a ejercer un trabajo no remunerado, y en asuntos multidisciplinares.

Somos humanistas, podemos hacer el trabajo que hacen prácticamente todos y, por consiguiente, casi todos pueden hacer lo que hacemos nosotros. Eso sí, nosotros salimos mucho más a cuenta. Basta un sueldo, y listo.

Dígale usted al ordenanza que le lleve una caja de libros a la biblioteca tal si no está entre sus funciones, pídale al informático que le arregle el ordenador por la tarde si no le corresponde, propóngale al auxiliar administrativo que le ayude a ordenar el depósito. ¿A que no tiene huevos/ovarios? Empezamos dando malos vicios, y terminamos jodidos. Aunque nos encanta nuestro trabajo...

Queridos, estudié filosofía para vivir de la contemplación. Me pasé a la biblioteconomía porque el primer objetivo falló y tuve que adaptarlo a uno más realista. Ahora dudo de cuál de ambos objetivos es más factible. Vivir del sol, sungazing o del Prana son opciones que están dejando de sonarme tan mal como antaño, y hace años que llevo incorporado el look Hare Krishna. Reconforta saber que ningún político ni ladrón que puede quitar el sol. (Aunque te podrían dejar sin acceso a este, cierto, pero no nos pongamos en el peor de los casos.)

Una cosa sí que pediría. Si realmente se acaba el mundo en diciembre agradecería alguna señal divina para poder disfrutar del paro en el que llevo invirtiendo tantos años. Además, nunca he estado en Cuba, y es un recuerdo que me gustaría llevarme a la tumba...

 

Twitter

About