Fines de semana en La Biblioteca

Llega la primavera, aprieta la calor, los cenus de ambos sexos se ponen hechos unos verracos en cuanto aumenta la masa crítica de cenus ligeritos de ropa y, peor aún, se acerca el fin de curso. Las mamás y los papás comienzan a sospechar que pasa algo, porque saben que sus vástagos tienen exámenes, y hay cosas que no les cuadran, pero claro, si cada vez que llaman, aunque sea un sábado a las dos de la mañana, los niños les dicen que están con los amigos en la biblioteca... ¿Cómo es que se han vuelto tan responsables de repente; entusiasmados ante la idea de ir a la biblioteca, incluso? ¿Qué biblioteca es esa donde estudian... de viernes por la noche a domingo por la noche? Y, más importante aún, ¿cómo es que llegan tan sudados de un fin de semana de estudio en la biblioteca, y apestando tantísimo a garrafón?
Hay papás y mamás que viven en su nube, ilusionados ante la perspectiva de que sus hijos se pasen el fin de semana en la biblioteca. Y mamás y papás que leen Frikitecaris, y saben que aquí hay gato (o, en este caso, cenu) encerrado.
Feliz fin de semana a todos.



 

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