Cenus realistas

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Imposible decidirlo, como tantas cosas en esta vida. En realidad, lo más probable es que fueran simultáneas: solo hay huevo cuando hay gallina, o viceversa. Esperen un momento, que vamos a las secciones de Biología y Filosofía, aprovechando que los cenus están en la playa, y tratamos de responder la preguntita de marras.
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Ya está. Bueno, el caso es que los manuales y monografías no aclaraban gran cosa.
Siguiente pregunta: ¿qué fue antes, el bibliotecario o el cenu? Podría pensarse que el bibliotecario, ya que, antes de que la primera biblioteca se llenase de cenus, esta tenía que estar abierta y, por lo tanto, con bibliotecarios. Aunque también cabe la posibilidad de que la primera biblioteca abriese precisamente porque la gran cantidad de cenus que pululaban por ahí hiciera aconsejable el establecimiento de una institución en la que se pudiesen suplir sus carencias... eh... ¿cognitivas?, ¿estructurales?
Ya digo, es una cuestión tan difícil o más de dilucidar que la del huevo y la gallina.
Sin embargo, tal vez haya una tercera pregunta más fácil de responder: ¿cuál es el primer cenu del que existe constancia histórica?
No tenemos ni la menor idea, y les prometemos investigar largo y tendido sobre este particular. Tal vez fuese algún escriba egipcio, un tal Cenutriothep, que malinterpretó los datos que le había requerido el faraón Ramsés II, relativos a la profundidad media y los mejores vados para cruzar el mar de los Juncos, y provocó nada menos que el ahogamiento de todo el ejército imperial y, de paso, el nacimiento de las doce tribus de Israel. O acaso fuera Cenútridas, un humilde estudiante ateniense de la biblioteca de Alejandría, quien no paraba de atosigar a Hipatia con una gilipollez detrás de otra, y consiguió que esta no prestara atención cuando le alertaron del peligro potencial que suponía la llegada del nuevo obispo a la ciudad.
Todo esto entra en el campo de la especulación. Empero, una cosa está clara: allá por el siglo XIX ya había cenus de tomo y lomo, de los que saquean la estantería de la biblioteca (particular o pública, da lo mismo) y se arrepanchingan de cualquier manera para hacer el gandul en vez de estudiar, investigar o lo que quiera que esté haciendo el niño aquí retratado.

Porque, vamos a ver, ¿qué narices hace una comba incrustada en medio de un libro? Será el hijo del pintor, Ramon Martí Alsina, y este le tendrá mucho cariño, pero no son maneras. Nada, nada, he aquí a un cenu de hace siglo y medio. Probablemente se trate del Cenu Mitocondrial de esta parte del mundo.
Si quieren disfrutar de esta y otras obras del realismo catalán del siglo XIX, así como de buena parte del catálogo del maestro de todos los autores del movimiento, Gustave Courbet, aún están a tiempo de ver la exposición Realismo(s). La huella de Courbet, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Catalunya (MNAC) hasta el 24 de julio.


 

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