Pequeña gran biblioteca

¿Quién no recuerda los Crisolines de Aguilar? Sí, esa colección de clásicos en tamaño pitufo, que probablemente los enseñó a amar la buena literatura. ¿O qué me dicen de Alianza Cien, esa colección de relatos y novelas cortas que se vendía a cien pesetas españolas de las antiguas? Lo pequeñito, en estos tiempos de minijobs y micropisos, es algo que se lleva, y no cabe la menor duda de que resulta más fácil de almacenar, sobre todo ahora que el fenómeno del libro electrónico amenaza con hacer pasar a la historia las viejas librerías llenas de volúmenes y más volúmenes.
Pero claro, ordenar libros tan pequeñitos es un problemón, porque se pueden perder detrás de los libros del tamaño "normal", y nos exponemos a tener pequeños sustos. 
Así pues, ¿qué mejor idea que ordenarlos en una biblioteca a medida? Una como esta.
En principio, molaría, ¿a que sí? Pero desengáñense: sus Crisolines y sus Alianza Cien no podrán entrar en esta minibiblioteca, por un motivo fundamental: estos libros están hechos a mano por su creador, el holandés Guus Thurkow.

Este ejemplar del Quijote es una de las joyas de la Bibliotheca Thurkowiana Minor, cuyos origen y funcionamiento se nos narran en este fenomenal cortometraje (tenía que ser un corto, claro está) de Koert Davidse, titulado "Ellos son gigantes".
Ahora bien, el corolario es inevitable: no hay bibliotecario con el pulso suficiente como para tejuelar estos ejemplares, así que nos tememos una invasión de neurocirujanos tejueladores.

 

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