¿Quieren ustedes leer algún libro cuyos protas sean bibliotecarios o bibliotecas? Hay muchos; tantos que podríamos dedicar un blog entero a esta tarea, a razón de entrada diaria, y ni aun así abarcaríamos todo lo que se ha escrito sobre la materia.
Ahora bien, ¿cuántos libros conocen ustedes en los que uno de los protas sea... el hijo de una biblioteca?
Sí, sí, como lo oyen: el hijo de una biblioteca.
¿Les parece absurdo? Pues no lo es. Más aún: cuando conozcan al guiverno De-la-A-a-la-L, ser fantástico de categoría inferior, lo entenderán todo. Es uno de los compañeros de aventuras de Septiembre, la niña nacida en Nebraska que acaba recorriendo Tierra Fantástica para salvarla de la pérfida Marquesa y su cruzada contra la imaginación y la creatividad.
Porque claro está, Septiembre es la protagonista de La niña que recorrió Tierra Fantástica en un barco hecho por ella misma, de Catherynne M. Valente (Noguer), pero la cohorte de personajes que la acompañan en su hermosa misión es entrañable y eleva esta novelita infantil a la categoría de obra más que recomendable. Si les gustan Alicia en el País de las Maravillas, El mago de Oz, La historia interminable o Coraline, están más que de enhorabuena: han encontrado el libro que buscaban, para ustedes, sus parejas, sus hijos o sus usuarios majosmajos.
En sus páginas podrán ver personajes inolvidables como la propia Septiembre, el Viento Verde, el Leopardo de las Brisas Suaves, la Reina Malva, las brujas Hola y Adiós, el lobo hombre Muchasgracias...
... y, por supuesto, el guiverno De-la-A-a-la-L, hijo de una dragona y de una biblioteca, cuyo origen, según él mismo, es el siguiente:
Cuando se quedó sin su protector, mi madre se quedó a vivir sola en las ruinas de la gran biblioteca, a la que llamaban Completa, y puedes estar seguro de que era una biblioteca muy apasionada y gallarda. Debajo de sus vigas ligeramente oscurecidas y sus paredes más que levemente derrumbadas, mi madre vivió, leyó y soñó, de manera que se permitió sentir un cariño cada vez mayor por Completa y fijarse en lo bien y rectos que permanecían los estantes a pesar del gran estrés estructural. Ese tipo de fortaleza moral es rara en estos días y en esta época. Al cabo de un tiempo, nacimos mis hermanos y yo. Nos pasábamos el tiempo retozando por los balcones, echábamos carreras por las escaleras y estudiábamos minuciosamente muchas enciclopedias y emocionantes novelas. Lo sé todo sobre todo, siempre y cuando empiece por una letra entre la A y la L. Mi madre se quedó viuda hace unos años, por culpa de un agente inmobiliario, y nunca pude acabar la enciclopedia. En cualquier caso, madre nos lo contó todo sobre nuestro padre cuando teníamos un año. Nosotros le preguntamos: "¿Por qué no tenemos papá?", y ella nos dijo: "Vuestro papá es la biblioteca y os quiere y cuidará de vosotros. No esperéis que aparezca algún fornido y apuesto guiverno para enseñaros cómo echar fuego, queridos míos. No vendrá nadie a ayudaros. Pero Completa tiene muchos libros sobre la combustión y, por extraño que os parezca, tenéis dos padres que os quieren, como cualquier otro animal".
El guiverno acompaña a Septiembre en su misión, y huelga decir que hace valer todos sus conocimientos (e incluso su falta de ellos), en una demostración de algo que se da por supuesto: ser hijo de una biblioteca es algo que mola, y que puede resultar útil, sobre todo si Tierra Fantástica (y, por ende, la imaginación y la creatividad) está en peligro.
Si después de leer este pasaje siguen resistiéndose a leer este libro tan encantador es que no tienen corazón.