Es cierto que todos guardamos recuerdos preciosos de los libros que leíamos en nuestra infancia, hará eso de mil años. También es cierto que a algunas personas no se les ocurre menor homenaje que tatuárselos. Con mejor o peor gusto, mayor o menor acierto. Los hay bonitos, horrorosos, creepy y canis total. Juzgad, juzgad...
(Gràcies, Anna)