Una giornata particolare

Dramatis personae

bibliotecarios

cenutriousuarios

Lugar

Una biblioteca universitaria cualquiera, en un día cualquiera de la época de exámenes.

***

Un bibliotecario llega a la puerta, mira a su alrededor y pone cara de sorpresa al no ver a nadie. Saca las llaves de la bolsa, se le caen al suelo.


Bibliotecario:

Mierda de llaves.


El bibliotecario se agacha, recoge las llaves e intenta abrir la puerta infructuosamente.


Bibliotecario:

Jooodeeeeer. Mierda llaves.


El bibliotecario consigue abrir la puerta y entrar y deja sus cosas en el mostrador. Cuando se da la vuelta, quince cenutriousuarios han invadido el vestíbulo y le observan con cara de «¿Podemos entrar ya?». El bibliotecario mira el reloj: no es la hora todavía.


La hora en punto. El bibliotecario ha colgado un cartel al lado de la puerta con un aviso para los usuarios. Los ya treinta cenutrios que le observaban mientras lo colgaba, entran sin siquiera mirarlo (y mucho menos leerlo, ¿pa qué?). El bibliotecario enloquecido imprime varios carteles más y empapela las puertas por los dos lados. El primer cenutrio que entra mira por encima del cartel, buscando a alguien, sin mirarlo y mucho menos leerlo, ¿pa qué? El bibliotecario empieza a dar cabezazos contra la pared.


Una pareja se come a besos.


Media mañana.


Bibliotecario:

Shshshshshsht!


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


La pareja sigue comiéndose a besos.


Cinco minutos después.


Bibliotecario:

SHSHSHSHSHSHSHT!


Cinco minutos más tarde. El bibliotecario se levanta y se dirige hacia el grupito que no para de hablar (que justo en ese momento, fíjate tú, han dejado de hablar y leen sus apuntes aplicadamente):


Bibliotecario:

Si tenéis que hablar, hay salas de trabajo en grupo vacías. ¿Por qué no pedís una?


Los cenutrios miran al bibliotecario. El bibliotecario se convence de que les debe de haber hablado en klingon.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


La pareja sigue besándose.


Un rato más tarde. El bibliotecario separa la vista de la pantalla del ordenador porque algo le ha llamado la atención. Un cenutrio está bailando el YMCA en medio del pasillo. Sin música, afortunadamente.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


Un ratito más tarde. Música en la biblioteca. Una cenutria azorada intenta disimular mientras busca el control de volumen de su minipc. Al final sale corriendo de la biblioteca con el minipc en la mano, sonando como un loco, bajo la mirada divertida de la concurrencia. Incluso la del bibliotecario.


Un ratito más tarde. Suena un móvil. La cenutria anterior revuelve el bolso con cara de «por favor, que no sea yo otra vez». Pues sí, eres tú otra vez, mona.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


La misma pareja de antes. Siguen besándose.


El bibliotecario caza moscas. Qué tranquilidad. Como se nota que se han ido todos al examen. Juguetea con su anillo. El anillo cae al suelo haciendo un ruído de mil demonios. Un anillo para dominarlos a tod... perdón, dos bibliotecarios recorren a gatas el suelo buscando el anillo.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


Entra un usuario con sus cascos y sus gafas de sol. Detrás de él va otro. El primero cierra la puerta en las narices del segundo. El segundo mira al bibliotecario y el bibliotecario mira al segundo. Se ríen los dos.


¿Todavía se besan? Sí, todavía.


Entra una chica con una pulserita de cascabeles en el tobillo. Entra una chica con tacones. Entra un chico con chancletas. Entran dos profesores hablando como si estuvieran impartiendo clase.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que se han dejado abierta.


Una usuaria devuelve un libro con retraso:


Bibliotecario:

Estarás sancionada hasta el tantos de julio.


Cenutria (con una sonrisa de oreja a oreja):

Bueno, vienen las vacaciones, total...


Bibliotecario:

Pero qué morro tenéis, qué morro.


La cenutria se aleja sonriendo.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que un cenutrio ha dejado abierta.


La pareja ha dejado de besarse. Recogen libros y apuntes y se van. Besándose.


El bibliotecario se levanta para cerrar la puerta que se han dejado abierta.


El bibliotecario mira el reloj. Recoge lo que hay en la mesa, lo guarda en su cajón, apaga el ordenador, se levanta, coge sus cosas y se va de la biblioteca. Cuando sale, cierra la puerta.


Fin (por hoy...)


(Cualquier parecido con la realidad es pura... qué coño, se cogen dos o tres días salteados de trabajo, se mezclan bien, se anonimizan, se ponen por escrito y al blog. Y quien se pique, que coma menos ajo).


El título del post es un homenaje a una excelente película que he visto varias veces: Una giornata particolare, de Ettore Scola, interpretada por Sofia Loren y Marcello Mastroianni. Les recomiendo verla si tienen ocasión.


 

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