Pásame el tarugo


¿A qué mente perversa se le podría ocurrir semejante maldad? ¿Con qué fin retorcido alguien imprimiría 5000 páginas de la Wikipedia y las encuadernaría después?

Se me ocurren dos opciones:

- La primera: un cenutriousuario desalmado al que se le ocurrió destrozarnos las lumbares bajo el peso del conocimiento. Que sí, que el saber sí que ocupa lugar...

- La segunda: un bibliotecario desesperado en plena época de exámenes que, harto de los apuntófagos, decidió crear el arma arrojadiza perfecta para los momentos más estresantes (eso sí, propulsada por una catapulta que soporte tal libraco).

Por supuesto, me inclino por lo segundo, a falta de hacha, buenos son tochos...

Visto en La tafanera.

 

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