El atril: ese objeto que se supone que tiene que contribuir a la comodidad de la lectura pero acaba pareciendo una herramienta de tortura.
Aquí les presentamos un intento de reinventarlo: el atril Leselotte.
Aquí les presentamos un intento de reinventarlo: el atril Leselotte.
Se trata de un cojín (disponible en ocho colores para combinarlo con los colores de las portadas de los libros) con forma triangular y una cubierta de tela, con tiras de velcro (para poder ajustar el libro en casi cualquier posición) .
Para utilizar en el coche, en el suelo, encima de la mesa… Y si la lectura es aburrida, siempre se puede quitar el libro y poner la cabeza en su lugar: ¡brillante!