Sí, uno de los sueños más eróticos de un bibliotecario es ponerse de pie sobre el mostrador y gritar con voz enérgica y autoritaria: «Orden en la biblioteca!», para que los queridos usuarios hagan el favor de callarse de una p... vez. Pero esta entrada no es para hablar de la eterna guerra por el silencio en las bibliotecas; ni siquiera para hablar de la eterna discusión sobre silencio sí, silencio no, en que nos metemos perródicamente los bibliotecarios (y para muestra, los archivos de La Lista). El orden del que hablamos hoy es otro, el de los libros en los estantes, que también nos causa no pocos dolores de cabeza a todos.
La clasificación más extendida en nuestro entorno en la Clasificación Decimal Universal (CDU), descendiente directa de la Clasificación Decimal de Dewey (CDD). Pues bien, en el Department of Electrical & Computer Engineering de la University of Texas at Austin se sacaron de la manga un juego para enseñar a los usuarios como funciona la CDD: «Order in the library». Acompañados por el oso panda Bill y otros animalitos, el usuario puede aprender como funciona la CDD y como se ordenan los libros siguiendo esta clasificación...
¡Animalicos! Aparte del aspecto naif del juego, no se puede decir que sea el más apasionante de los juegos, ni siquiera para nosotros, los bibliotecarios. Mientras vas jugando te das cuenta de lo repetitivo y aburrido que puede llegar a ser, pero después de varias partidas tengo mi teoría del motivo: seguro que en el equipo que creó el juego había un bibliotecario infiltrado con la secreta misión de proteger nuestros más profundos secretos y no dejar que los conozcan los mortales cualesquiera. Porque no se puede dominar el mundo, señores, si vamos contando nuestros secretos a diestro y siniestro!