Un isleño en LA gran península

Para mí cualquier cosa que tenga más de 200 Km seguidos de tierra en línea recta es immensa. Si encima tiene miles es el acabose. Así definiría la India, el ACABOSE (con voz grave y ojos bien abiertos, como un mantra pero sin ser taaaaan repetitivo).

Y por ser el acabose me limitaré a contar aquello que a todo bibliotecario le interesa cuando va de vacaciones, visitar bibliotecas. Sí, dado que beber cerveza era ilegal y casi tan caro como hacerlo en la calle del jamón del Arenal, os tendreis que conformar con el siguiente relato.

Finalizábamos nuestras tres semanas de viaje, era el penúltimo día y lo pasábamos en Delhi, ciudad caótica, ruidosa, sucia, húmeda y llena de gente en el suelo, algunos pidiendo, otros adecentando aceras o mobiliario urbano y otros esperando a reencarnarse en alguien más afortunado en otra vida.

Con el corazoncito de hielo -porque he de decir que la estancia en la ciudad me gustó bastante, cosa no muy frecuente a tenor de los comentarios de otros viajeros- nos dirigimos en primer lugar hacia el Templo de Loto y posteriormente hacia Gandhi Memorial Museum, lo que nos llevó más de una hora en un rickshaw (4 personas aplastadas en un carricoche minúsculo).

Ya en el museo dedicado a Gandhi observamos, en la planta baja, que había una biblioteca. Concretamente la Mahatma Gandhi Library, donde no se pueden realizar fotos ni molestar, a no ser que digas que eres bibliotecario y preguntes por el sistema de clasificación intentando hacer ver que algo aprendido en la carrera es de utilidad (No sé cuantas veces mencioné a Ranganathan, pero seguro que les parecí una persona de cultura, aunque con un inglés macarrónico).

El mismísimo director se molestó en explicarnos cómo funcionaba la biblioteca, nos comentó que tenían el catálogo en Internet y parte del mismo digitalizado. Le hubiera enviado un currículum pero me daba miedo que me ofreciera 20 rupias y una taza de chai al día.

La verdad es que el hombre fué muy amable conmigo, no en vano yo era el único bibliotecario de la expedición. Ahora bien, mi mente perversa no pudo sino pensar lo que hubiera sucedido si hubiera sido mujer -borrad esa imagen de vuestra mente lo antes posible, por vuestro propio bien-, o una de las personas que se arrastraban por el suelo. Aunque quizás por ser un museo dedicado a Gandhi el trato hubiera sido excelente.

En cuanto a la lectura, sólo decir que a pesar de la miseria extrema en la que vive parte del país, en cualquier lugar podrás encontrar una librería, una papelería donde comprar revistas y gente leyendo con una sonrisa en la boca cuando se saben observados por un occidental cotilla. Se nota que la televisión es un "bien" escaso y la Play Station todavía es menos común.

Sólo nos quedó una duda, mucha gente llevaba los libros forrados con papel. ¿Sería por pura conservación, para represión o por conservar la intimidad?

 

Twitter

About