Siempre me medís. Por arriba, por abajo, comprobáis mi peso, me oléis, me miráis de arriba a abajo. Y se os van los ojitos derechos a mi, digamos, entrepecho. Queréis manosearme, acariciarme y tocarme, lo sé. Como soy de naturaleza dulce, y quiero lo mejor para vosotros, os lo pongo fácil, va. He aquí una foto de mí. La podéis poner en vuestro ordenador y contemplarme a perpetuidad.
Ya sé que estoy bueno, pero dejad de suspirar y poneos a currar de una vez.
Atentamente,
Vuestro amigo el libro.
(Gracias Manu por la foto)