Todos los que las hemos padecido sabemos que las mudanzas son un coñazo. Si las hace un mismo se alargan tanto en el tiempo que cuando te parece que has acabado ya estas metido en la siguiente. En cambio, si las haces a través de terceros disminuyes la variable tiempo, pero a expensas de vivir en una constante intranquilidad.
Las empresas de mudanzas tienen eso. Mientras los ves como trabajan aún puedes hacer algo: Cuidado con esas cajas, el contenido es frágil... Pero luego a saber que hacen.
Si encima eres una de esas personas que, como yo, ha ido acumulando libros durante los años, la cosa se complica aún más. Cajas tratadas como sacos de cemento o puestas debajo de todo o sobre algún charco de agua o... Las vicisitudes pueden no tener fin y nuestro desconsuelo crece por momentos.
¿Es que los bibliofetichistas habremos de sufrir por siempre? Puede que no. El capitalismo, cuya una de sus virtudes (sí, el capitalismo tiene sus virtudes, el propio Marx lo reconocía) es vislumbrar la oportunidad de negocio, tiene una oportunidad de negocio aún no explotada en el transporte de libros personalizado.
Ya me lo puedo imaginar: Book Transport Service - "Por qué sabemos cuánto quiere a sus libros"
- Protectores de esquinas para sus libros en tapa dura.
- Sobres individuales con plástico de burbujas para cada uno de sus libros
- Clasificación e inventario según las necesidades del cliente (por tamaños, temas, CDU...)
- Transporte en contenedores herméticos para proteger sus libros de cualquier inclemencia climática
- Compromiso firme de devolver los libros en el mejor estado. En caso contrario nuestro transportista procederá a hacerse delante de usted el hara-kiri al estilo tradicional
Sí señor, lo que yo les diga, un negocio por explotar. Muchos lo pagaríamos (yo mismo el primero).