Los apuntófagos tienen mucha paciencia. Aguantan que nosotros los horrendos bibliotecarios les mandemos callar cuando ligotean a grito pelado con la churri de enfrente, que les quitemos la comida que tan alegremente esparcen por nuestras mesas e incluso aceptan que el móvil debe estar un poco menos que atronando el ambiente. Son criaturas angelicas, celestiales, venidas del fondo y oscuro abismo estudiantil para iluminar los días de los bibliotecarios. ¿Qué haríamos nosotros sin ellos? Ser felices. Meeeec. Bueno, he formulado la pregunta mal, reformulemos. ¿Qué serían ellos sin nosotros? Nada, no serían nada, no serían ni una mota de polvo en el Sáhara. Sencillamente, no existirían. Y los apuntófagos tendrán paciencia, pero por ahí no pasan. ¿Que su biblioteca cierra las tardes de la segunda semana de junio, en plena época de exámenes? ¡jamás! ¡no lo permitirán! Apuntófagos, aprended de vuestros compadres de Carmona, que han conseguido que la abran por la tarde en tan notorias fechas.
Nota 1. Espero que los sufridos bibliotecarios no tengan que doblar turnos debido a la excelente idea de estos "usuarios".
Nota 2. Vivan los titulares sensacionalistas, señor periodista...
[Mil gracias a Geekteca por el enlace]