Recientemente una bibliotecaria se preguntaba qué imagen tienen de su profesión los usuarios. Sí, los cariñosamente llamados "cenus", con amor, desde estas páginas blogueriles. Bueno, supongo que a estas alturas del serial ya saben vds que muchas profesiones tienen todo un imaginario asociado. Y sino, vayan y pregunten a los de P3 por "jugar a médicos/enfermeras"...las respuestas ruborizarán a más de un teletubbie...
Ahora bien, ¿tienen los susodichos usuarios alguna idea, concreta o abstracta, de qué es un bibliotecario? Pues yo que sé, no trabajo en el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y me ha dado por escribir por procrastinar un rato.Pero otros, tampoco van encaminados: que si no son sexies (¿y pa qué hay que ser sexy a parte de para anunciar champús o cremitas?), que si son funcionarios enclaustrados en centros silenciosos donde acude un investigador al mes y vas que chutas, que si son expendedores de DVD's en las nuevas dvdtecas...En fin, su ideal sospecho que se parece tanto a la realidad como Indiana Jones a un licenciado en arqueología. Pero al menos, el autor llega a la conclusión de que "resulta una profesión muy feliz" (sic).
Se podría hacer una encuesta. De hecho, según el método científico, sería la manera de saber algo a ciencia cierta. Hipótesis posibles: para muchos estudiantes las bibliotecas son puntos de lectura apuntófaga donde tiritar bajo el aire acondicionado en verano y lucir el traje de baño en invierno mientras se soporta pacientemente las entradas del listillo de turno, que no ha venido a estudiar precisamente, sino a adquirir otros tipos de sabiduría.
Para los abuelos, cada vez más numerosos, son puntos de reunión y socialización ahora que, gracias a la receta electrónica, ya no tienen que ir tan a menudo al ambulatorio.
Para las cucarachas (también son usuarias si pensamos que compartimos habitat), son edificios estupendos: calentitos, llenos de papel y plásticos de colorines y polvo entre los rincones con el que entretenerse jugando a futbol (acabo de desbarrar, lo sé, pero hoy no me he tomado la dosis de cafeina, sólo he bebido una infusión de menta de mi terraza).
Bueno, supongo que ahora solo falta diseñar la encuesta, validarla, hacer la prueba piloto, valorar los resultados, seleccionar la muestra ...comprarse una calculadora y tabular los datos. Ya saben, si quieren salir de dudas...o no.