Dicen las malas lenguas que el sentido del humor no es el más habitual entre el gremio bibliotecario, como se puede comprobar cada vez que alguien hace un comentario jocoso en La Lista o habla de «cuentacositas», y eso a pesar de que muchos leen en silencio los disparates que perpetramos aquí.
Hoy, sin embargo, traemos a vuestras pantallas, querido público que tanto nos quiere y a quien tanto debemos, traemos la prueba definitiva de que en algún momento de la historia los bibliotecarios tuvimos sentido del humo[r], y todo gracias a la desinteresada aportación de ese saco de sentido del humor que es Jordi Serrano. Larry T. Knix, bibliotecario jubilado autor del blog Library history buff blog, colecciona postales relacionadas con las bibliotecas, y hace poco compartía con sus lectores una con dos «chistes»:
La usuaria que se acerca al mostrador de préstamo y pregunta si tienen el libro Batallas en las que estuve, y el bibliotecario dice que no, pero que le puede prestar las Memorias de un hombre casado.
El seguno «chiste» es más sutil y de plena actualidad. El cartel de encima del mostrador no indica que se trata del mostrador de préstamo: pide directamente contribuciones para la biblioteca; algo que, tal como está el panorama, talvez tendremos que empezar a hacer en nuestras bibliotecas: pasar el platillo entre los usuarios que nos visiten, a ver si así compensamos los recortens que ya empezamos a sufrir.
(Post publicado simultáneamente en el lado luminoso: Un que passava)