El Escolasticus apuntofagus es una especie de estudiante que suele invadir las bibliotecas en determinadas y puntuales épocas del año, ocupando cualquier espacio libre que encuentre con sus montones de apuntes, libros, lápices, bolígrafos y fosforitos varios. Su llegada en masa hace que sea considerado una auténtica plaga por bibliotecarios de todo el mundo, pero al ser una especie protegida lo único que se puede hacer durante el tiempo que dura su invasión es tomárselo con mucha calma y mucho humor.
El Escolasticus apuntofagus, a diferencia del Escolasticus escolasticus, sólo acude a la biblioteca a empollar sus apuntes. Su comportamiento suele ser airado, nervioso, exigente e impertinente. Esto lo diferencia claramente del Escolasticus escolasticus, el cual, al acudir a la biblioteca a lo largo del año, conoce su funcionamiento y sus entresijos, lo que puede exigir y lo que no. El Escolasticus apuntofagus, sin embargo, sólo es consciente de tener derechos: cualquier referencia a deberes le produce una evidente confusión y se bloquea.
El Escolasticus apuntofagus, al igual que el Escolasticus escolasticus tiene una amplia distribución por toda la geografia peninsular. Su vida media suele variar, puesto que no todos los miembros de la familia de los Escolasticae tienen el mismo ritmo de aprendizaje, y su estancia en la universidad puede oscilar desde los tres años hasta la jubilación.
El Escolasticus apuntofagus suele salir de su habitat natural para acudir en masa a la biblioteca en épocas concretas del año: normalmente alrededor del inicio del verano, hacia su final (en menos medida), y alrededor de fin de año. Enero y junio suelen ser la épocas de mayor número de Escolasticus apuntofagus, aunque hay diferencias según las subespecies: el Escolasticus apuntofagus sp. barcinonensis suele abundar en diciembre y enero, y en mayo y junio; el Escolasticus apuntofagus sp. autonomus, en cambio, suele ser más abundante en febrero y junio. Estas dos especies de Escolasticus apuntofagus son típicas de la cuenca mediterránea, concretamente del área de Barcelona.
El comportamiento del Escolasticus apuntofagus suele ser muy parecido: por la mañana muy tempranito acude raudo a la puerta de la biblioteca, donde esperará haga frío o calor desde por lo menos media hora antes, a pesar de saber que la biblioteca no abrirá antes por estar él ahí. Pero esto tiene su explicación: en cuanto se abran las puertas, entrará raudo como Juana la de las rebajas para ocupar un sitio. Un sitio hemos dicho? No, amigos: el Escolasticus apuntofagus ocupará tantos sitios como miembros tenga su manada, no sea que tengan que sentarse al lado de un miembro de otra manada. En ese sitio pasará todo el día, hasta la hora de cierre (hora en la que holgazaneará ostensiblemente para intentar poder quedarse un minuto más), levantándose únicamente para tres actividades: comunicarse, evacuar y alimentarse.
La alimentación del Escolasticus apuntofagus es muy variada. Los restos que suelen dejar tras de si en mesas, suelos, sillas y estantes al final de la jornada nos indican que el Apuntofagus suele alimentarse de chucherías varias, galletas de todos los tipos y medidas, patatas fritas, fruta e incluso bocadillos de chorizo. Su bebida favorita es el agua, aunque algunos prefieren el café, los zumos de frutas, las bebidas refrescantes e incluso el mate.
El Escolasticus apuntofagus se comunica principalmente mediante el teléfono móvil, que suele sonar o vibrar ruidosamente en cualquier momento de la jornada. En estos casos, el Apuntofagus suele optar por ignorarlo, por salir corriendo mientras grita "espera, que estoy en la biblioteca", esconderse detrás de un estante para hablar o, en algunos casos, sin levantarse siquiera de la silla habla el rato que le viene en gana.
Sus costumbres evacuatorias nos son desconocidas, aunque podemos apuntar que tanto las hembras como los machos de Escolasticus apuntofagus acuden en grupos al mingitorio, normalmente en parejas. También las parejas suelen acudir juntas. No sabemos porqué, pero imaginamos que tiene poco que ver con la evacuación.
Hasta aquí, amigos, las características de este simpático cenutrousuario que puebla nuestras bibliotecas, el Escolasticus apuntofagus.