Si hay algo evidente a los ojos del cenutrousuario, es que la bibliotecaria está buena. Pone. Tiene estilo, es glamourosa y mantiene esa distancia tan misteriosa que la hace más sexy. Y por si fuera poco, cuando se imaginan a ese témpano de hielo derretirse y volverse fuego, se vuelven locos. Es el efecto "Belleza Bibliotecaria". Sin embargo, parece ser que hay gente que no se ha enterado, probablemente porque no ha pisado en su vida una biblioteca y no ha podido contemplar esa diosa hecha carne. Y pretenden hacernos creer que hay algo más sexy que una bibliotecaria, cuando por todos es sabidos que eso es irreal, ilógico e imposible.
Contra este abuso, queridas frikitecarias, unámonos en un único y temible arqueo de cejas.