Personalmente añadiría unas cuantas opciones, quizás un poco menos glamurosas pero siempre prácticas. Eso sí, ni hablar de volver a leerlos...
- Desmitifica al libro, descárgalo del valor que le han otorgado y será mucho más feliz. Recuerda que es sólo un objeto, ponlo debajo de la pata de una mesa que cojea o del somier en lugar de los cansinos ladrillos.
- Recopílalos, monta una ONG que se dedique a enviarlos a Afganistán y con la excusa te vas de viaje de vez en cuando (demuestra que tienes lo que hay que tener). Además podrás pedir una subvención al Instituto Cervantes por difundir el castellano (o el corresponediente instituto catalán, vasco,...) y si mueres se te concederán toda clase de premios a título póstumo, y tu nombre quedará grabado para siempre, aunque sea en árabe :D
- ¿Falto de boquillas? La tapa blanda se inventó para algo... (Bajo ningún concepto os fumeis las hojas, los precedentes muestran las contraindicaciones)
- Un libro es un buen lugar para dejar algun billete guardadito, especialmente si tienes visitas indeseadas (que son la mayoría). Así cuando limpias o relees alguno te llevas alguna sorpresilla
- ¿Acabas de fregar y no tienes periódicos?
- ¿Tienes que forrar tu habitación? Qué mejor que el Kamasutra para ello, así cuando la imaginación falla basta con echar un vistazo hacia arriba...
- Regala a todas tus visitas un libro, a ser posible de más de 900 páginas y en ruso o, en su ausencia de cualquier otro idioma que no utilice el alfabeto latino (y si no utiliza alfabeto mejor todavía), para que sepan lo que les espera cada vez que se les pase por la cabeza venir a molestarte. Además, cada vez que los veas les preguntas su opinión sobre el libro :D
- Este último punto lo ejemplifico en forma de imagen. Es la mesa del comedor de mi casa
PS: Todo esto no sirve para los libros digitales, lo digo por si hay algún despistado...