Fíjense en la prueba que lo demuestra.
¡Está para comérselo! A bocados, claro. Y que no quede nada de él. Ni las migas, ¡todo fuera! A ser posible, que mi mente borre tal imagen de su base de datos de recuerdos.
Oigh.
Cada día me atraen más los bibliotecarios. Con su desgarbo, su ímpetu y su bestial atractivo natural. Ooooh, son tan tan taaaan sensuales, taaan guapos, taaan atractivos que no hay fémina que no caiga a sus pies. Y no crean que es algo temporal, pasajero o puntual, qué va. Siempre ha sido así, y siempre será así.
Fíjense en la prueba que lo demuestra.
¡Está para comérselo! A bocados, claro. Y que no quede nada de él. Ni las migas, ¡todo fuera! A ser posible, que mi mente borre tal imagen de su base de datos de recuerdos.
Oigh.
Fíjense en la prueba que lo demuestra.
¡Está para comérselo! A bocados, claro. Y que no quede nada de él. Ni las migas, ¡todo fuera! A ser posible, que mi mente borre tal imagen de su base de datos de recuerdos.
Oigh.
