Los cambios son malos. Siempre. Cuando voy al gimnasio y el lugar que suelo ocupar ya está cogido, cosa que me obliga a irme a otro lado, me molesta. Como si ese sitio fuera mío y solo mío. Mis cosas, mi rutina, mi vida. Mis libros. Mi papel. Me podrás cambiar el formato de escritura, pero mi corazón, mi cerebro y mi actitud seguirán siendo los mismos. Será que soy una clásica.
[Gracias a Mentxu por la viñeta]