Cualquier biblioteca tiene un gran Enemigo (así, en mayúscula): el cenutriousuario. No voy a ponerme a declamar sobre su mísero cerebro ni sobre el asco que me provoca cuando viene a mí mascando chicle con la boca abierta al más puro estilo yanki, salpicando babas y soltando estupideces a partes iguales. Me refiero a sus consecuencias en los libros. Sí, nuestro tesoro, nuestro y de nadie más, se ve vapuleado y destrozado por arte y (des)gracia de sus zarpas. Propondría coger el hacha de Grine y arrancar de cuajo la mano al primer maltratador de libros que aparezca en nuestros dominios, pero como no creo que me dejen (y la verdad, no entiendo por qué), os ofrezco una alternativa. Menos ecológica, menos sangrienta y más impactante: hacer en vuestra biblioteca un cementerio con los libros más esquilmados de nuestra colección, para escarnio público y amenazar a todo aquel que ose coger entre sus manos una joya cuyo valor no sepa apreciar. Si no escarmientan, las represalias subirán de tono. Creedme, la Letra Escarlata a mi lado os parecerá asquerosamente abrazanenúfar.
Podéis poner fotos terroríficas y sutiles señales de amenaza para acompañar nuestro particular museo de los terrores, acompañado por la banda sonora de El silencio de los corderos de fondo.
Podéis poner fotos terroríficas y sutiles señales de amenaza para acompañar nuestro particular museo de los terrores, acompañado por la banda sonora de El silencio de los corderos de fondo.
Fotos sacadas vilmente de aquí
¿Capisci, usuario?