En los quehaceres diarios de una biblioteca ordenar los libros que nos han devuelto (en el caso de la acepción 7ª del DRAE del verbo, que se puede dar, no los ordenamos) supone a veces un fastidio: busca un carro, llévalo, cárgalo, vuelve a la sala en cuestión, vigila para que los cenus no vayan a buscar precisamente entre esos libros en lugar de entre los 50.000 restantes...
Por eso a veces pasas de buscar carro, haces una pila enorme e intentas llegar hasta las estanterías cargando los libros como buenamente puedes. Esto presenta el inconveniente de no poder llevar muchos a la vez. Bueno, presentaba, porque ya me he puesto a ensayar esta técnica:
Ya se que lo del vídeo son ladrillos, bueno, algunos libros...