Hagamos una pequeña encuesta.
Teóricamente, nosotros los bibliotecarios gestionamos el conocimiento. Las herramientas son muchas y muy variadas, así como las fuentes de las que recogemos la información. Nuestra función, supuestamente, es hacer de puente entre el conocimiento y el usuario. Y si somos eficaces y eficientes ya es la leche. A pesar de todo, nuestra figura es difusa, momificada en la ancestral viejeta de falda monjil y sempiterno mal humor.
Sin embargo, los tiempos corren y las cosas cambian. Llega el siglo XXI, las nuevas tecnologías y se hacen figuritas con un bibliotecario. ¿Qué le pondríais como arma? ¿un libro? ¿un ordenador?
Noooooooo, mucho mejor: una hacha doble y una daga:
Bueeeno, vaaale, ya sé que he hecho trampa, que Giles lucha contra vampiros y demás fauna sobrenatural, y que además a sus pies hay un libro, pero ¿desde cuándo las encuestas no manipulan al encuestado?