Existe un adjetivo que califica al total de los bibliotecarios: metódico. Cual hormiguita laboriosa, trabajamos en oscuros lugares donde nada ni nadie nos interrumpe, día tras día, hora tras hora. Sin pausa y sin quejas. Tal es nuestra discreción ante la vida y ante el trabajo que rara vez se nos conoce fuera del entorno cotidiano. Quítale los libros al ambiente en el que ves a un bibliotecario y lo verás raro: le faltará algo...Silenciosos, concentrados en nuestras tareas, no nos damos cuenta de que el mundo exterior existe. Y viceversa, el mundo nos gira la espalda, hasta el punto de crear un chisme, Google, capaz de humillarnos hasta extremos insospechados: ahora no se nos ignora, se nos infravalora. Somos un rumor en el aire...