Las personas ajenas al ramo consideran la profesión de bibliotecario como tranquila, sin sobresaltos: una especie de murmullo cristalino en la vida cotidiana; sólo un bibliotecario entiende lo dura que es nuestra vida. Permanecer impasibles ante el público, buscar la información solicitada sin perder los nervios o mandar callar cada cinco minutos son actividades altamente agotadoras. Es difícil encontrar tiempo para el café de media mañana, el almuerzo, el vermut, la merienda, el té de media tarde o la pausa para leer la prensa. Pero no imposible. Algunos consejos:
-Un usuario satisfecho significa más trabajo para ti.
-Nunca levantes la cabeza de tu ordenador.
-No hables a menos que alguien te hable primero.
-Si por alguna razón no tienes más remedio que hablar, primero mira fijamente a los ojos a tu interlocutor y gruñe.
-Los saludos amistosos son para abrazanenúfares. Y sonreir, para colgados.
-Escucha tu Ipod en la biblioteca; aprovecha para cantar y bailar ahí enmedio. Nadie se te acercará.
-Si los jefes se aproximan, comienza a hurgarte la nariz. Si aún así llegan a ti, estréchales la mano.
-No trabajes si por casualidad encuentras tareas alternativas más provechosas. Envía a los usuarios a otras personas que seguro harán su trabajo más eficientemente que tú.
Existen muchas más normas, algunas de las cuales los bibliotecarios guardamos celosamente. El escaqueo es todo un arte...