Hoy se inicia un nuevo período: la pausa entre Semana Santa y el puente del Día del Trabajador; después de estas minivacaciones, que han supuesto romper con la rutina, se impone el retomarla. Día a día, hora tras hora, parecemos autómatas inmersos en el quehacer de la vida. Sabemos que la rutina es mala y que hay que romperla, pero a veces se instala en nuestras vidas para quedarse en ellas.
El siguiente texto es de Pau Martínez, bibliotecario de la Xarxa de la Diputació de Barcelona y buen amigo. Es bibliotecario itinerante, y para él su rutina consiste en no saber dónde está. El original, aquí.
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Si hoy es martes entonces estoy en Fort Pienc
Te despiertas en la biblioteca Fort Pienc.
Cada vez que una abuela me pide que le recomiende una novela rezo porque uno de los niños de la sala infantil le pegue fuego a los "tovets" y se active la alarma de incendios, se activen los aspersores y los niñatos que juegan con el movil queden electrocutados por el catalogo on-line.
Te despiertas en la biblioteca Francesca Bonnemaison.
Te despiertas en la biblioteca Jaume Fuster.
Te despiertas en la biblioteca Rodoreda.
Algunas personas son nocturnas, otras son diurnas. Otras trabajamos y estudiamos, leemos, vemos peliculas, jugamos al ordenador, kedamos para tomar algo... y a veces dormimos. A veces...
Te despiertas en la biblioteca Xavier Benguerel.
La vida del itinerante del consorcio de bibliotecas está llena de incertidumbre. Te levantas sin saber el horario de la semana siguiente, o incluso de la semana en curso, o incluso sin saber si al salir del metro te enviarán un sms diciendote que te cambian de destino.
Te despiertas en la biblioteca de Roquetas.
En cada biblioteca conozco a distintas personas. Unas están fijas, otras son eventuales, otras son tambien itinerantes. Voy y vengo. Vienen y van. Me dicen sus nombres, les digo el mio, y al cabo de media hora no recuerdo ni el nombre de la biblioteca en la que estoy.
Te despiertas en la biblioteca de Vapor Vell.
Vaya a donde vaya, los usuarios parecen cortados por el mismo patron. Hay auténticos Freaks, que no Frikis. Gente que hiede, o es maleducada, o no sabe comportarse, o es excesivamente amable. Gente que no sabe lo que busca ni lo que quiere, gente que no sabe lo que es una biblioteca, o el respeto a los demás. Pero tambien hay gente amable que te saluda de un dia para otro, te sonrie con la boca y con lo ojos y te pregunta como estás. Gente con la que da gusto hablar. Tambien hay gente anodina que no habla ni te mira, que va a lo suyo y no dice nada. Y a veces són los mismos, que viajan de aquí a allí, y los reconoces y te reconocen, y te queda bien claro que el mundo es un pañuelo y que todo está conectado con todo.
Te despiertas en la biblioteca de Canyelles.
Me encanta trabajar en el mundo de las bibliotecas. Adoro estar en prestamo o en la sala de novela, o dar de alta el lote. Me gusta que por mis manos pase el fondo de la biblioteca, evaluarlo, conocerlo. Tocar cada libro y mirar su cubierta, leer su contraportada, hojearlo, mirar el indice, abrir una página al azar... descubrir un autor que no conocia o reencontrarme con un libro que he leido y aprecio, reconocer en los gustos de un usuario los mios propios...
Te despiertas en la biblioteca de Can Fabra
Mis ratos libres los paso muchas veces en librerias o hablando de libros. Hace unas semanas fui a ver a mi amigo T-bone a su trabajo, en la Casa del Libro. Pasé un buen rato por entre los pasillos, mirando las novedades y las no novedades, mariposeando de libro en libro, mirando uno, mirando otro, atraido por una palabra, o por los colores de una portada vislumbrada por el rabillo del ojo.
Te despiertas en la biblioteca de Nou Barris.
Leo foros y blogs sobre literatura. Hablo con mis amigos de literatura. Hablo con mis conocidos de literatura. Incluso hablaba con mi psicologo de libros al acabar las sesiones. Poco me falta para parar a la gente por la calle y preguntarles qué libro han leido, por dónde van y si les gusta.
Te despiertas y estás en el Corte Inglés recolocando los libros de una estanteria.
Mi casa es un caos.
Tengo libros en las estanterias. Tengo libros encima de la mesa. Dentro de los armarios, debajo de la cama, en el armario de la ropa. Encima de los muebles. En cajas en el balcón. Viniendo por correo desde la Isla de Man, desde Madrid, desde Bilbao, desde Valencia, desde el infinito y más allá...
Te despiertas y estás en la cama, soñando que estabas ordenando una biblioteca.
Cada vez hay menos de mi, y más de Blackonion. O mejor dicho, cada vez hay más de mi, de como deberia ser yo, de como he querido ser siempre. Mi bandera siempre ha sido el caos, mi axioma el cambio, mi diosa Ella. Nunca cruzarás dos veces el mismo rio. Nunca hablarás dos veces con la misma persona. Nunca verás dos veces la misma imagen reflejada en el espejo. Nunca volverás a comer croquetas como las de la tia Matilde.
Estoy moldeandome y moldeo con ello mi destino.
Cada vez soy menos yo, cada vez soy menos cobarde, menos tímido, menos inseguro.
Cada vez soy más yo. Más seguro, más alegre, más confiado.
Donde habia silencio ahora hay verborrea. Me muevo por caminos misteriosos, que nunca he hollado y no se a donde me conducirán. Cruzo por arcadas secretas, por las que antes no podia ni soñar pasar. Avisto el pozo sin fondo del desespero y me digo para mis adentros que no importa cuantas veces caiga, cada vez trepo mejor.
Queda un camino duro.
Muchas veces me veo descontrolado. Sin saber que hacer ni que decir. Sin saber hacia donde tirar. Me veo bloqueado en situaciones que no espero, o que me resultan tan novedosas que por un instante su extrañeza me aterra y me hace buscar desesparado la tecla de cargar partida salvada y retroceder a un tiempo y un lugar que me den tiempo para reflexionar.
Te despiertas y estás en el metro camino de algun sitio. ¿O estás volviendo?
Este fin de semana he superado una prueba. Me he enfrentado a una situación que en años pasados me habria supuesto un bloqueo y me habria incapacitado para actuar. He logrado sobreponerme y relacionarme con completos desconocidos con los que no tenia nada en comun y pasar un rato agradable. He llegado al extremo de intentar ligar con una desconocida y darle palique durante horas, con espontaneidad, a pesar de los pocos puntos en común. Y aunque me acobardé en el momento final, estoy orgulloso de mis logros.
Te despiertas y no estás en ningun sitio.
El otro dia me dijo una amiga muy querida que me veia mejor que nunca.
Creo que es cierto.
Aunque a veces me pueda la tristeza o la nostalgia, y prenda en mi la derrota y el desespero, sé que es cierto.
El dolor sigue siendo dolor, pero ahora tengo por lo menos el alivio de la esperanza, y el acícate de la ilusión.
Si me despertase en un lugar distinto, en un momento diferente, ¿lograria despertarme siendo otra persona?
La respuesta la tiene el mañana.