No por bellas y sensuales las bibliotecarias son típicas. No responden a un único arquetipo, más allá del común denominador dominatrix. Dentro del karma pasivo-agresivo tan sexy que gastan, existen diferencias. Y, lógicamente, es algo que se transmite a los usuarios, que reciben aún sin darse cuenta; nuestra apariencia y nuestra manera de ser inspira al usuario que día tras día viene a la biblioteca cual corderito al matadero sólo para poder contemplarnos e iluminar su humilde existencia con nuestra presencia.
Porque hay bibliotecarias que rompen, no sólo moldes, sino huesos, como os pongáis tontitos.
Y las hay que os pueden dejar hechos un boniato en el asfalto.
NOTA INFORMATIVA
Durante todo el día de hoy pueden seguir votando su frikitehaiku favorito.