Llevo una temporada desarrollando mi faceta de vividor, sin trabajo, de viaje en viaje (en esta ocasión no es una metáfora), gimnasio y cervezas con una finalidad simple y precisa, la descatalogación (versión deconstructiva del bibliotecario).
Aun así, en mi último viaje a IBIZA -y encima de bajón-, recibí una cruel bofetada. No me lo esperaba, me pilló desprevenido, por lo que tuve que sucumbir ante los temblores del vencido. Tú lees mucho, no?.
Me sentí como Firmin -será verdad que leo mucho-, metamorfoseado en bibliotecario, incapaz de luchar contra mi propio destino, ¡¡¡el soserío!!!.
Podría haber alegado el estado de embriaguez de la noche anterior, podría haber sacado la fotos de mi último viaje a Bilbao (Cristina debe odiarme*) o simplemente haber hecho un comentario soez sobre la marcha que sería capaz de generar mi cuerpo encima del suyo, pero la guerra está perdida. Hubiera sido simplemente un personajillo intentando parecer lo que no es y, encima, a riesgo de recibir una patada voladora.
Espero poder librarme algún día de las gafas de pasta, dejar de hablar sólo, evitar que todo dios me quiera como pareja del trivial (que soy un inculto, joer), salir de vez en cuando a la calle y practicar el sexo más de 4 veces a la semana. Entretanto, me tendré que contentar con ser un bibliotecario...
PS: Eso sí, soy capaz de oir un avión dirección Palma de Mallorca cuando el piloto enciende el contacto (¿habrá starter en los aviones?) en Barcelona :D
*Espero la jefa no utilice esa frase para cebarse conmigo