La primera pregunta a la que nos enfrentamos los bibliotecarios fuera de nuestro propio biblioentorno se centra en nuestro quehacer. Porque, a ver, ¿qué puñetas hace un bibliotecario? Es más, ¿qué puede llegar a hacer un bibliotecario? Aparte de quitarle el polvo a los libros, digo. Supongo que mucha gente opina que nada. Que no hacemos nada. Quitando el hecho de que la mitad de los lectores opinan que la que suscribe se pasa el día rascándose la barriga, cosa no negada a día de hoy, ¿todo el colectivo es así? La respuesta, no la sé. En cambio, sí puedo afirmar que los bibliotecarios no nos sabemos vender, porque la percepción que la sociedad tiene de nosotros dista años luz de lo que intentamos aportar a ella. Y luego pasa lo que pasa: que resciden los contratos porque «Un informe de los técnicos de la concejalía de Educación considera que el personal de la red municipal [de Oviedo] "está bastante descargado de las funciones propias e inherentes a un bibliotecario"». ¿Cómo puede estar todo un colectivo descargado de su trabajo? La noticia, aquí. Me gustaría, porque la noticia no lo dice, saber de qué funciones hablamos. Y la verdad, no entiendo que en toda una ciudad de 200.000 habitantes los bibliotecarios sean todos subcontratados. Intuyo, además, que una vez rescindida la subcontrata, no se la darán a nadie más, ya que sienten «la necesidad de prescindir del servicio de organización y gestión de la Biblioteca de Trubia» por «imperativos de fuerza mayor». Espero que por imperativo de fuerza mayor no se entienda el aumentar el nivel de estupidez de la población.
¿Cerrarán las bibliotecas de Oviedo?
Creo que me voy a mi zulo a llorar un rato.
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[Gracias a Manu por el enlace]