Suele permanecer agazapada en un rincón de la biblioteca: tras un armario, o camuflada entre esas frondosas plantas de plástico que llevan aquí desde antes de los fenicios.A veces se ve su sombra planeando sobre los cogotes de los aplicados apuntófagos.
Cuando la cosa se pone fea, y los cenutrios se toman demasiadas confianzas, mi mascota deja escapar un bufido de impaciencia, cálido y con un ligero aroma a azufre... Y pasa a la acción.
Tendríais que vernos a las dos, en plan guerrero, dominando a todo cenutriousuario impertinente que se nos ponga por delante... ¡¡Ñaca!! ¡Dos bocados y se acabó el problema!
Después, mansamente, vuelve a su rincón favorito y dormita hasta que vuelvo a necesitarla...
No se trata del Diablo, aunque algunos seguro que lo preferirían antes que a Ella. La Bicha. La del rabo de siete colas que hace chasquear con estilo cual látigo de Dominatrix (así me ahorro yo el trabajo).
Y es que resulta, querid@s mí@s, que San Jorge no se cargó al dragón. Además, el dragón resultó ser Dragona. Por eso y no por otra cosa celebramos el día de San Jorge el próximo 23 de abril... por la Bicha que sobrevivió al santo.
Por cierto, me dice que los que más ricos saben son los de los teléfonos móviles. ¿Será porque tienen un toque crujiente?
