[Perpretado por Martuky]
Sábado tarde-noche, en una biblioteca cualquiera con horario de apertura en fin de semana. La bibliotecaria del mostrador de préstamo no le quita ojo al reloj. Se acerca la hora H, la hora más deseada por cualquier trabajador… la hora de cerrar. En cuanto el reloj marca las 19.45 h, le da a la tecla Play del sistema de hilo musical. Entonces empieza a sonar una suave pero contundente melodía sacada de la colección de cedés de la biblio… que, espera, saque a los cenutriousuarios de su letargo y les haga captar que ya es hora de irse yendo a casita.
Mientras suena la música, nuestra heroína se dispone a recoger la prensa del día y a poner un poco de orden en la sala, pero algo, o mejor dicho, alguien, se lo impide.
–Perdona… –le dice una usuaria con un teléfono móvil en la mano.
–¿Sí? –pregunta nuestra heroína.
–Oye, mira, es que tengo a mi madre al teléfono y, como has puesto música, no se cree que estoy en la biblioteca. ¿Te puedes poner tú y decirle que es verdad, que estoy en la biblioteca?... ¡Anda!... ¿Y ese látigo de siete colas?