Apartad de vuestra isla estas calamidades perniciosas, decretad que quienquiera que hubiese destruido pueblos o granjas los reconstruya o que permita al menos que los reconstruyan quienes lo deseen. Poned coto a las maquinaciones de los ricos, impedid que ejerzan esa especie de monopolio. Reducid el número de ociosos, resucitad la agricultura, cread manufacturas de lana para que nazca así una industria honesta en la que pueda hallar ocupación la sarta de ociosos, tanto los que la miseria ha conducido ya al robo, como los vagabundos y criados sin oficio, que están a punto de convertirse en ladrones.
Tomás Moro. Utopía, Libro I. Trad. de Ramon Esquerra. 2ª ed. Ediciones Abraxas, 2004.
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Apartad de vuestras estanterías estos usuarios perniciosos, decretad que quienquiera que hubiese vendido libros o revistas en el top-manta que permita al menos que los multen quienes lo deseen. Poned coto a las maquinaciones de los usuarios, impedid que mangoneen a los ninjatecarios. Reducido el número de clientes ociosos, resucitad la lectura, cread editoriales de best-sellers para que nazca una industria mercantilista en la que hallar ocupación la sarta de leedores, tanto los que la miseria ha conducido ya a la usurpación de libros, como a los lectores y estudiantes sin carné, que están a punto de buscar en Google.