Existen ciertas verdades universales: la tostada cae del lado de la mermelada, el fusible de la lámpara del comedor se te fundirá el día que tengas invitados y el libro da luz y color al hogar, aunque no decore nuestras mentes. A veces los bibliotecarios nos obnubilamos y pretendemos creer que un libro es fuente de información. Craso error: el libro es una fuente de decoración del hogar. Por ello, cuando una persona acude a la librería, busca entre las ediciones aquella con mejor encuadernación, una bonita ilustración y/o un papel de calidad; son conscientes de que difícilmente pasarán de la portada, pero como da estatus y caché, hay que vigilar los títulos que engrosan nuestro hogar: Harry Potter, Ulises, Guerra y Paz, o los Versos Satánicos. La verdad es que con estos títulos entiendo que la gente no los acabe...
Un consejo: para evitar el combamiento de las estanterías, guarden sus libros en forma de V, como nuestro buen amigo acolostico. Este chico tiene madera de bibliotecario...