Estoy hasta las narices de los libros. Voy a tener que tomar medidas drásticas y definitivas. Creo que empezaré por esos de ahí, tan viejos y amarillentos. Se podrían reciclar. Sí, los pongo como papel usado para triturar y aquí paz y allí gloria.
Algo así debió de pensar la directora de la Universidad Católica de Eichstätt, quien se cargó 80 toneladas de libros de su Biblioteca Capuchina, convencida de que era papel usado. Lo raro es que no los confundiera con café y los usara como filtro para la cafetera. La directora está acusada de un delito de malversación, pero me da a mí que tendrían que imputarle cargos por "mala observación".
¿Que no me creen? Lean...
¿Que no me creen? Lean...