Podríamos distinguir tres tipos básicos de bibliotecarios: el clásico, con faldita mongil, gafas y moño, que configuraría además el prototipo de bibliotecaria dominatrix; el moderniqui, con gafapastas, pelo corto y camiseta Cállate la boca; y por último, está el rastafari, con piercings, tatuajes y ropa interior...un tanto especial. Como ejemplo de bibliotecario rastafari, tenemos a Jaume, quien, a pesar de ser un dechado de amabilidad, debido a sus casi dos metros de altura, a la sonrisa dislocadora de mandíbula y a la ausente gomina de pelo, consigue que ni un usuario se atreva a acercarse. Envidiable. Claro que si los usuarios ven el tanguita tan mono que usa, seguro que todas se pirrarían por el mozo. Y qué decir de esos calzoncillos...
(PD. Se nos casa el mes que viene...¡Será la boda frikitecaria del año!)